El cuerpo como lugar de prácticas artísticas

"Escribimos sobre el cuerpo y el tiempo nos marca indeleblemente, haciendo de nuestra piel el pergamino en el que se resume nuestra vida. Es una escritura

cargada de memoria, absolutamente simbólica y que sólo se descifra desde la primera persona, monólogos que conforman un libro que es nuestra biografía".


ROSA OLIVARES

lunes, 23 de mayo de 2011

Pinceladas Teóricas

La teoría feminista de los años setenta se ha identificado como feminismo esencialista, como afirma Patricia Mayayo, “las artistas defendían la existencia de una identidad femenina esencial y común a todas las mujeres, susceptible de ser recuperada a través de un arte basado en la experiencia”. Durante la década de los ochenta el feminismo no se entendió como una dicotomía sino que siguiendo las teorías de autores postestructuralistas, intentaban tirar por tierra aquellos roles estereotipados de masculinidad y feminidad ya que cada sujeto tendría su propia identidad. A finales de la década de los ochenta, las teorías feministas seguían ancladas en conceptos de diferencia e identidad, había que cambiar el discurso ya que el fin primordial de las primeras oleadas feministas era conseguir salir de la opresión a la que las mujeres estaban sometidas aunque sin llegar a descomponer el sistema de relaciones sociales en el diálogo irreconciliable entre lo masculino y lo femenino. Las miradas se vuelven ahora hacia el otro, el otro sexual o racial, entra en juego la noción de género dando lugar a nuevos estudios y al nacimiento de multitud de colectivos; Estudios Culturales, Estudios de Género, Queer, etc.
En las diferentes esferas del mundo contemporáneo podemos advertir el protagonismo que ha alcanzado el cuerpo, sin ninguna duda el cuerpo se encuentra en el epicentro de los debates y de la lucha política sobre identidad sexual y de género, en las críticas de la sociedad hechas a las violaciones, a las minas anti-persona o en las denuncias contra el inhumano acto de la lapidación. También en las metas estéticas pertenecientes a la cultura consumista y al bombardeo de imágenes. El uso del cuerpo en el arte es casi siempre a través de su representación, a excepción del body art, en el que el propio cuerpo del artista se convierte en su lugar de trabajo. Ese rincón sobre el que acomodamos nuestras ropas, nuestros vestidos y el que ha servido como soporte a muchos artistas; el cuerpo habla, baila, se viste, desviste, transmite, fluye, se ausenta y es por ello que ha sido una referencia fundamental en los discursos artísticos desde sus comienzos.
Quizás es la performance la disciplina que mejor se adapta a los presupuestos del cuerpo como lugar de prácticas artísticas donde se proyectan a su vez discursos críticos. No me refiero únicamente a la performance como acto en el que se crea una acción, hablo aquí de la performance como un lenguaje que hace uso del cuerpo tanto presente como ausente puesto que las artistas que analizaré más detenidamente junto a las obras seleccionadas de las mismas, no sólo se mueven en el terreno de la performance como tal.

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